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Saturday, December 24, 2011

HOMILIA DEL OBISPO DE LEÓN –Mnsr BOSCO VIVAS- EN LA LAVADA DE LA PLATA.

HOMILIA DEL OBISPO DE LEÓN –Mnsr BOSCO VIVAS- EN LA LAVADA DE LA PLATA.
EL VIEJO, CHINANDEGA
06 DE DICIEMBRE DEL 2011


Hermanos y hermanas: Aquí, en este santuario de la Madre de los Nicaragüenses, el Evangelio se hace un encuentro vivo de toda la familia eclesial junto a Cristo y bajo la mirada atenta y amorosa de la Madre Santísima. Aquí, sentimos la fe como algo nuestro, dinámico, consolador y transformante. No necesitamos (al estar aquí) demasiadas ideas; nos basta dejamos llevar por el impulso del Espíritu Santo hacia aquella a la que Cristo, desde la cruz, nos entregó y a la que fuimos confiados por Él. Es esta una experiencia que podemos testimoniar los que hemos venido aquí motivados por la fe. El contacto con lo Sagrado se hace en este lugar muy fuerte y motivador, así como el deseo del bien se convierte en propósito de mejorar la vida viviéndola en Cristo por medio de la Virgen.

En este Santo lugar, pues, creamos y aceptemos la experiencia de la presencia de Cristo entre nosotros y dejémonos cobijar por la purísima luz que irradia de la Virgen Madre que nos ve amorosamente en Dios.

¡Donde está Jesucristo nuestro Dios y Señor, está la Virgen y donde está la Virgen está su Hijo. No hay competencia indebida entre ellos! Todo es armonía. paz y belleza entre la Santísima Trinidad y su criatura humana predilecta.


La Virgen Madre del Mesías.

En la proclamación de la Palabra se nos anuncia a una Mujer y su descendencia en batalla contra el adversario de Dios. Es la primera página del Génesis, el primer Evangelio, (Buena Nueva) en la Biblia.

En San Lucas se nos afirma que esta profecía se ha cumplido cuando una Doncella llamada María concibe por obra del Espíritu Santo al Mesías prometido, un Hijo que es “Dios con nosotros” (Enmanuel) y que se llama Jesús (Salvador). Hay, pues, una unión indisoluble, por voluntad de Dios, entre el hijo y la madre que se anuncian y entre el Hijo y la Madre que realizan la profecía.

Ciertamente que entre el anuncio de la profecía y su realización transcurre mucho tiempo y sin embargo, ni el anuncio se apaga ni la esperanza desaparece de generación en generación. Este espacio y este tiempo lo llena la amorosa providencia de Dios con los seres humanos y la confianza que alientan los profetas en que esta Palabra se cumplirá en la plenitud de los tiempos. El amor providente de Dios se llama Gracia. La acogida de la Palabra de Dios de parte del ser humano se llama fe. Esta gracia y esta fe llegan a su cumbre de perfección en la que es llamada Bendita por haber creído, es decir, en Nuestra Señora.

Gran diferencia hay, sin embargo entre la página del Génesis y la del Evangelio. La primera es oscura, borrascosa y trágica, mientras la segunda es plácida y luminosa y serena (alegre).

Se nos enseña que las circunstancias más oscuras y tristes pueden ser trocadas en historia de salvación si Dios está con nosotros y como la Virgen María obedecemos su palabra.

De este don de la gracia que salva por el poder de Jesucristo si es aceptada por la fe nos ha hablado el apóstol San Pablo en su carta a los Efesios.

¡Cuánto amor tienes Señor a tu Santa Madre que has querido demostrar con tu propia vida lo unido que estás con tu Madre Inmaculada y lo mucho que te agrada verla amada y honrada por todos los redimidos con tu Sangre.


La Virgen María Madre de Misericordia

Los santos que hablan llenos del Espíritu de Dios nos dicen que es a través de la mediación maternal de la Virgen que se consiguen los mejores frutos espirituales de la vida cristiana. San Bernardo explica que es útil y provechoso hablar de la pureza y de la humildad de la Madre del Señor; pero nos mueve más a confiar en el Señor el pensar que es nuestra madre rica en bondad para con nosotros sus hijos enfermos y pecadores. Lo mismo expresa San Alfonso al asegurar que con toda verdad, y según su propia experiencia y la de su Congregaron religiosa, ninguna palabra resulta tan provechosa para la conversión de los pueblos Corno la que trata sobre la misericordia maternal de la Virgen María.

Podría hablar de mi propia experiencia y afirmar inspirándome en palabras de Santa Teresa de Jesús que mucho me ha valido no olvidar nunca la misericordia maternal de la Virgen, como también el verificar el sumo provecho espiritual que se puede lograr cuando se promueve la devoción a la Virgen y se habla de su amor y de su mediación materna.

Pero la razón más importante para hablar de la bondad de María Santísima Nuestra Señora es porque es precisamente por medio de Ella que descubriremos con gozo el amor de Cristo por nosotros y responderemos a ese amor con mayor generosidad y agradecimiento.

La Virgen en la Anunciación ejercita su fe al recibir al Verbo y usa de misericordia para con nosotros al darnos a Jesucristo, el amor encarnado y acomodado a nuestra naturaleza humana.

La Virgen bajo la cruz se hace depositaria de la misericordia divina, que sale del corazón de Jesús, la recoge en su corazón y la entrega a sus hijos que somos nosotros cumpliendo así su misión maternal.

La Virgen María Medianera Maternal


De esta manera Jesucristo, Vida nuestra, nos es entregado por el Padre a través de María Virgen.

Además el Único Mediador de justicia que es Jesús ha unido a su Madre como mediadora maternal de gracias a su obra redentora. Por la Virgen Jesús se une a nosotros y nosotros a Él para llegar de la tierra al cielo. El camino recorrido por Cristo para venir a nosotros es el que usamos nosotros para ir a Él.

Cuan cierto es que el todopoderoso ha hecho cosas grandes en la Madre Inmaculada de su Hijo y dándole al Hijo le dio con Él todas las cosas y las puso en sus manos. La llenó de gracia a Ella y con la colaboración de Ella nos entrega su gracia a nosotros. Esta es la razón por la cual la oración de la Madre siempre es oída por Dios tanto cuando Ella lo alaba con todo su ser como cuando ruega por los que nos ponemos bajo su amparo.

Gracias sean dadas al Padre porque la divina misericordia que se nos ha manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro, (muerto y resucitado por nuestra salvación) se nos entrega en la Iglesia por la acción del Espíritu Santo envuelta en la ternura maternal de María Santísima.

Te rogamos Señora nuestra que nos consigas la fuerza del Espíritu Santo para fortalecer nuestra voluntad debilitada por los errores y equivocaciones, por las envidias y divisiones, por la mentira y la hipocresía, por la violencia y el desenfreno moral, en pocas palabras: la voluntad envenenada por el pecado.

Aquí estamos, Madre, para implorarte que nos concedas la gracia del arrepentimiento, de la conversión verdadera manifestada en obras de caridad y de perdón, en actitudes de reconciliación y sobre todo en la decisión de entrega sincera a Jesucristo. Porque Señora: ¿a quién iríamos si lo dejamos a Él? Él tiene Palabra de Vida Eterna. Tu aceptaste esa palabra de manera perfecta y total, sin limitaciones ni imperfecciones; tu encarnaste en tu mente, y en tu corazón y en tu vientre al Verbo Divino de tal modo que te trasformaste en Él, en la santidad y en la Divinidad y lo hiciste a Él semejante a ti en la humildad y la sencillez de la humanidad. ¿Quién mejor que tú, Madre, para enseñarnos a aceptar a Jesucristo, a creer en Él, y a amarlo sobre todas las cosas? Maestra Santísima, llena de gracia, Virgen de limpia hermosura, Candor de luz eterna y espejo sin mancha que refleja de modo perfecto la Belleza de Dios, recíbenos entre tus alumnos y discípulos y vence la dureza de nuestro entendimiento y la frialdad de nuestro corazón con la Verdad de Cristo y el Fuego del Espíritu Santo; Verdad y Fuego que colman tu Corazón encendido de Amor.

Te bendecimos Oh Dios por María Inmaculada, tu criatura amada cual ninguna otra. Gracias por habérnosla entregado a nosotros como consuelo y esperanza, como signo y señal segura de encontrarte a Ti en Ella y por Ella.

La Virgen es la Casa del Señor, el Templo vivo de Jesucristo y el monte en donde se posa el Eterno para gobernar el universo. ¡Vamos a la Casa del Señor, entremos en su Morada, subamos al Monte Carmelo! ¡Todo esto es la Virgen!

La invitación no es solo a confiar en el poder y en el amor de la Virgen como intercesora maternal entre Cristo y nosotros, sino que es sobre todo a entrar (con la ayuda de la Madre) en comunión de fe viva con el Hijo de Dios.

Jesús por su parte, quiere usar de misericordia con nosotros, haciéndonos reposar y vivir en su Casa. en el Corazón de su Madre Inmaculada.

Es en la Casa de Cristo, el Corazón de su Madre, donde los seres humanos seremos realmente hermanos y saborearemos la dicha de la reconciliación y de la paz en la Iglesia y en la sociedad humana.


La Virgen María Madre Reconciliadora

En la Virgen, la gracia del Espíritu Santo, derramada en plenitud tal como lo exigía su dignidad de Madre de Dios, se junta con todos los dones divinos que la capacitan para ejercer su función maternal perfecta y eficazmente. Dios concedió a la Virgen Santísima el vivir, como nadie (después de Jesucristo) el amor de Dios y el amor al prójimo. Amor a Dios que la eleva hasta tener los sentimientos del mismo Cristo en su corazón y amor al hombre que la lleva a sacrificar a su Hijo con ardiente caridad para lograr la salvación traída por su Hijo.

La Virgen es Madre de reconciliación: Ella atrae a todo el que quiera responder al don que ofrece el Espíritu Santo. El acercarnos a Ella es un paso necesario y seguro para dejarnos encontrar por Jesucristo el buen Pastor.

Todos los que aquí estamos y todos los que están unidos a nosotros a través d~ los medios de comunicación de cualquier índole que sean, ciertamente que tenemos en común, además de la sed de paz y el anhelo de un mundo mejor, lo más grande y hermoso que es la fe en Jesucristo, la pertenencia-a la Iglesia y la ternura filial y confiada en Nuestra Señora. Sin embargo es seguro que pensemos diferente en asuntos sociales, políticos, económicos, etc. Es posibilísimo que no todos estén con el mismo ánimo: habrá quien esté alegre, sereno y en paz; habrá quien esté triste, de duelo, angustiado e incluso al borde de la desesperación por diversos motivos, habrá quien se encuentre alejado de Dios por el pecado. Habrá quien desee agradecer a la Madre y quien desee pedirle dones. Aunque somos diferentes, como en toda familia, en la Iglesia somos hermanos, amados todos por Dios y protegidos todos por María Santísima. Esto es motivo de serenidad y esta es buena disposición para participar en esta celebración en honor a la Reina y Madre de Nicaragua.

Ante el Trono de la Virgen sintámonos dichosos de saber que todo su poder es de misericordia y tranquilicemos el corazón con la seguridad de que el amor de la Virgen es inigualable y ¿Cómo no va a ser inigualable si fue Dios mismo quien le dio esa capacidad para que pudiera amar dignamente a Aquel a quien los cielos no pudieron contener?

El pecado pone un dique al torrente divino de la gracia. Pero el amor de Dios sigue fluyendo de Él y se deposita en la única criatura que Él ha preparado para ese propósito: la Bienaventurada Virgen María. La Inmaculada Concepción.

La gracia contenida por el pecado dice San Luís María G. de Monfort se precipitó con todas sus fuerzas y en plenitud en el Corazón de la Virgen María en cuanto una criatura es capaz de recibirla.

Nosotros experimentamos que, aún ahora, el Adversario de Dios y el mundo influenciado por el espíritu anticristiano trabajan para lograr (si les fuere posible) el fracaso al Plan Divino de la Salvación de la humanidad.

Sabernos que esto no le será posible y que la victoria de Jesucristo está asegurada, pero la experiencia nos dice que el mal se extiende en algunas épocas de la historia más que en otras y que el hombre y la mujer somos débiles ante las tentaciones ya que llevamos el tesoro de la amistad con Dios en vasos frágiles.

Demos gracias a Dios, sin embargo, porque se nos garantiza la victoria gracias a Jesucristo, Nuestro Señor que nos ama con amor eterno.

Esto es la Misericordia: tener poder para sacar bien del mal y pará lograr que de los males surjan los bienes y el mayor de los bienes que es el perdón de Dios, ese perdón que nos hace hijos suyos por la acción del Espíritu Santo.

Esta salvación traída por Jesús nos ha sido dada — así lo dispuso Dios — por la colaboración libre y la obediencia total a la voluntad divina de salvación de Nuestra Señora.

Santo Tomás dice que la aceptación (el sí) de la Virgen a la Palabra de Dios fue la llave que hizo derramarse sobre el mundo y la humanidad los torrentes de gracia que el pecado había frenado y lo más bello es que todo ese torrente de amor divino colmó primero a la Virgen y lo más bello es que todo ese torrente del amor divino de la gracia colmó primero a la Virgen para ser después dado a nosotros...


Conclusión

Debo decirles que: “El reino de Cristo que es reino de justicia, de amor y de paz, sólo lo logran quienes se dominan así mismos hasta vencer el mal con el bien. Esta fuerza se ofrece con mayor eficacia por medio de la Virgen María.

La que tuvo poder por su fe para hacer bajar al Verbo al mundo y de lograr su encarnación y después su manifestación primera y pública en Caná; la que pudo adelantar la hora de la verdadera liberación, la que fortaleció la fe de los discípulos en Cristo, la que entregó la paz al mundo entero. Ella es la Madre de Nicaragua y desea más el bien de nuestro país que lo que lo deseamos nosotros mismos.

Hermanos y hermanas: hoy al iniciar las solemnes fiestas en conmemoración de los 450 años de tener con nosotros la imagen Sagrada de María Inmaculada, Nuestra Señora del Trono, Madre y Patrona de Nicaragua, hoy, repito, debe resonar fuertemente en los oídos de todos y cada uno de los católicos nicaragüenses la invitación que la iglesia nos hace inspirándose en las palabras escritas en esta Basílica Santuario Nacional: Vengan todos de un rincón a otro del país a venerar a la Excelsa Madre de Dios y Madre nuestra Purísima; vengan a postrarse ante el trono de la reina pero, sobre todo, vengan todos a abrazar a la Madre. Recordemos las palabras de Santa Teresita del Niño Jesús: La Virgen es más Madre que reina. Por lo tanto, si es reina tiene poder sin límite ante su Divino Hijo Jesucristo y si es Madre y nos ve desvalidos o tristes, preocupados o desalentados, se hace toda ternura y bondad apoyando nuestra oración y haciéndola suya ante Dios; así, nuestras plegarias y ofrendas defectuosas y pobres en sí mismas serán agradables al Señor y fructificaran en obras de bien y en gracia de Dios por la pureza de la Madre que aboga por nosotros.

Hermanos y hermanas: Desde que somos iglesia, pueblo de Dios, hace ya casi cinco siglos la Inmaculada Concepción de María ha sido nuestro faro luminoso que nos ha mantenido navegando victoriosamente en la nave de la iglesia católica entre tormentas y huracanes.

Haciéndome eco de la predicación de San Bernardo les digo: si no quieren hundirse en la desesperación al considerar la gravedad de sus culpas, si no quieren destrozar su vida por los vicios, la violencia, la soberbia, el egoísmo o por cualquier otro mal, sea este propio, familiar o nacional, miren a la Estrella, invoquen a María. Entonces gozaremos lo que han experimentado todas las generaciones cristianas: la dulzura, la misericordia y la piedad de la Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de la iglesia.

+ Mons. Bosco Vivas Robelo
Obispo de León.

Santuario Nacional
Basílica de La Inmaculada Concepción de María
Patrona de Nicaragua

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