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Monday, April 14, 2008

Carta de Pascua - 2008

P. Rodolfo Robert, Escolapio
San José, 23 de marzo de 2008.

A todos los hermanos de la Viceprovincia
“No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado.
No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho.
Acérquense a ver el lugar donde yacía. Después vayan
corriendo a anunciar a los discípulos que ha resucitado
y que irá por delante a Galilea; allí lo verán.” (Mt 28, 5-7)

Muy apreciados todos:

He querido encabezar esta carta con el texto de San Mateo que corresponde a la Vigilia Pascual 2008, porque pienso que hace referencia a dos elementos fundamentales en la vida del cristiano: el temor como realidad de la naturaleza humana y, la Resurrección de Cristo como realidad y horizonte de esperanza y eternidad.

El miedo como expresión vital a los temores reales o supuestos es un sentimiento común. Diariamente compartimos con personas que viven situaciones de agobio, violencia y parálisis por causa del miedo. La sociedad actual con su ritmo vertiginoso y su carga de ansiedad, “dispara” aún más los temores de siempre: enfermedad, soledad, carencias, fracasos, pérdidas, etc. Pero no quiero referirme hoy a los temores personales y comunes a todos, sino aquellos propios de nuestra realidad escolapia. Señalo algunos: que si somos pocos, envejecidos y con falta vocaciones; que si en nuestras obras disminuye nuestra presencia; que si nuestros colegios decaen en matrícula y calidad; que si cada vez nos instalamos más y nos alejamos de los pobres; que si hemos perdido capacidad para acoger y cuidar en las comunidades; que si la oración comunitaria y personal disminuye.

Se dan cuenta que no menciono nada desconocido, sino que me refiero a realidades que nos producen temor. ¡Y son serias estas realidades! ¡Y deben hacernos pensar, reflexionar! Pero, por favor, no les tengamos miedo, que lo antinatural sería que no tuviéramos problemas o dificultades, pues “sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. (Rom 8, 22-23)

La postura frente a las dificultades es la que debe revisarse, pues no admite superficialidad y anécdota, pero tampoco desilusión o desesperanza. Y es aquí donde la Pascua debe reafirmar nuestra vida y nuestra vocación, confiando al amor de Dios por la Escuela Pía, sus niños, jóvenes y familias. En este sentido, sería mezquindad no reconocer las luces pascuales que se dan entre nosotros; pero como contraparte, sería mediocridad el no plantearse retos de cara a la realidad. Veamos.

1. La presencia en la demarcación de laicos misioneros de larga duración está siendo un gran regalo. La llegada de Rubén García desde hace ya casi seis meses y su entrega laboriosa por el proyecto “Calasanz nos une” en La Romana; la de Miguel Ángel Acebal a León hace menos de dos meses y la próxima de Bea Tomás al proyecto médico de La Romana, son motivo de alegría. No hay duda que el Resucitado se nos adelanta a Galilea una vez más. Gracias mil a ellos y a los que con ilusión se plantean venir a vivir con nosotros la misión. Pero todo esto debe también sacudirnos y llevarnos a trabajar mucho más con el voluntariado en nuestros países, donde también debe ser un cauce estupendo para la solidaridad y la auténtica vivencia de la fe. El mejor ejemplo de ello sigue siendo el Colegio Calasanz Nocturno de San José, que en este 2008 alcanza los treinta y cinco años de servicio. Aquí tenemos la inmensa tarea de invitar y acompañar a nuestros laicos.

2. El compromiso con la Pastoral Vocacional debe ser de todos y pienso, lo va siendo poco a poco. La acogida de las comunidades a procesos vocacionales en clave de experiencias o de Postulantado y Prenoviciado son de agradecer. Todo lo que sea calidez, cercanía y consejo para nuestros jóvenes candidatos es bueno y edificante. En esa misma dirección los invito a visitar la Casa de Formación y a que compartan allí algunos días de descanso, brindándonos también su colaboración formativa, aunque sea puntual y ocasional. El Centro Vocacional los aguarda. Esperamos también ver pronto la realidad de una Casa Postulantado en Santo Domingo y que el Señor nos conceda muchas y santas vocaciones. Que ninguno nos marginemos de orar, invitar expresamente y acompañar procesos de discernimiento vocacional.

3. La opción por los más pobres exige de la máxima creatividad y arrojo. Con el apoyo de todos, la Viceprovincia sirve en este momento a unos 7500 niños y jóvenes en todas nuestras obras. Contamos con una estructura sólida a nivel de los colegios y una opción demarcacional por acercarnos cada vez más a los que menos tienen. Se ha venido consolidando una significativa acción educativa no-formal que en los tres países es digna de admiración y ayuda. Los niños y jóvenes pobres no son únicamente destinatarios predilectos de la misión escolapia, sino un auténtico lugar teológico de conversión y encuentro con Dios. Hagamos ver en todos nuestros centros la riqueza y diversidad de nuestro ministerio y suscitemos con fuerza la solidaridad.

4. El Perfil del Alumno del 2007 nos muestra una dura realidad familiar y juvenil en la población que atendemos en nuestras obras. La ruptura de la familia y la crisis de identidad y pertenencia de niños y jóvenes ponen a nuestra comunidad educativa en una gran vulnerabilidad. Los datos de evolución, profundidad y práctica de la fe, tampoco son halagüeños y sugieren el inicio de cierta secularización. Pero en esta época de crisis la Escuela Pía tiene que arriesgar y propiciar procesos educativos y pastorales de calidad y sensibilidad por los demás. Que nos conozcan por nuestra capacidad de acogida y entrega; por nuestra fidelidad al Evangelio y por mostrar el rostro misericordioso de Cristo a todas las personas. Que los estudiantes y sus familias encuentren en nuestras obras posibilidades de participación, apoyo, consejo y acompañamiento, que den un verdadero sentido al apellido Calasanz que todos llevamos.

5. Se hacen esfuerzos significativos por dar sostenibilidad económica a los distintos proyectos de la Viceprovincia. Esto no resulta sencillo y requiere del apoyo y solidaridad de muchas personas, dentro y fuera de la Demarcación. Son muchos los que ayudan de diversas formas. ¡Qué Dios les conceda el ciento por uno! Pero en lo que nosotros se refiere, se debe corresponder con esfuerzo y lucidez en el manejo adecuado de los gastos y el sostenimiento creativo de los niveles de matrícula, estando atentos a responder a las verdaderas necesidades educativas de nuestros alumnos. Invito a todos los colegios a tener claros sus proyectos de mejora y de sostenimiento/crecimiento en el número de estudiantes. Y siempre respecto a este tema, les comunico que a partir del 5 de abril visitará la Viceprovincia Maribel Suñer de Itaka-Valencia, con el fin de conocer las obras de la demarcación y colaborar con nosotros en el desarrollo de proyectos internacionales de ayuda.

6. Sabemos de sobra que no es fácil la vida regular en comunidades cada vez más pequeñas y con recargo de labores. Tampoco son sencillos los ritmos y coincidencias entre personas de tan distintas procedencias y edades. Pero lo que resulta claro es que todos hemos sido llamados a esta mies fertilísima por el mismo Señor. Las Constituciones y Reglas (con su respectiva lectura constante y orante) brindan lo esencial y básico a nuestro estilo de vida. No se trata de máximos inalcanzables, sino de fundamentos sobre los que se debe construir. Cada vez que se deteriora en la práctica su vivencia, perjudicamos las posibilidades nuestras y las de la Orden, poniendo en grave riesgo hasta los espacios más valiosos de la misión. Por eso, invito a todas las comunidades a plantear con normalidad y diálogo los ajustes de vida (espacios, horarios, etc.) que salvaguardando lo mejor de nuestra misión, no arriesguen por nada los medios para la vida en comunidad. Esto supondrá, tal vez, esfuerzos de adaptación y suplencia, pero valdrán la pena si nos acercan los unos a los otros y nos permiten crecer en fraternidad y fe.

Soy consciente que me he extendido mucho, pero no quería dejar pasar la gran Solemnidad de la Pascua para saludarlos y compartir inquietudes y sentimientos. ¡Qué el Señor bendiga sus vidas y trabajos y les conceda su paz!

En Cristo y Calasanz

P. Rodolfo Robert, Sch.P.
Viceprovincial

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