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Friday, February 09, 2007

NACIDO PARA EDUCAR

(Año 2007: en los 450 años del nacimiento de Calasanz)
Jesús María Lecea, Sch.
P. Padre General


“Año nuevo, vida nueva” dice un proverbio popular, que se suele recordar en estas fechas de comienzo de año. Bienvenidas sean todas las ocasiones que invitan a renovarse en la vida. La vida es avanzar en el camino.

Sabemos cuál es nuestro plan escolapio de vida, sabemos qué meta nos señalamos por vocación escolapia: la perfección en el amor. Es meta común cristiana y diría que también humana. Para llegar a ella hay rutas diferentes.

Hay un camino escolapio para llegar a la meta del amor perfecto. Es el camino de vida consagrada dado por Dios a Calasanz y que hemos heredado como carisma institucional. Un carisma que hoy vemos no es monopolio sólo de la vida religiosa sino que se ofrece también a la participación laical.

Queridos hermanos, este año estamos de fiesta. Vamos a dedicarlo enteramente a celebrar los 450 años del nacimiento de San José de Calasanz en Peralta de la Sal (1557-2007). En Calasanz está la fuente del carisma escolapio, don del Espíritu Santo a la Iglesia y a la Sociedad. Con Calasanz, podemos decir que nace un carisma nuevo. Lo hemos querido plasmar con la frase “nacido para educar”, que acompaña el cartel del centenario y su logo.

Peralta de la Sal acoge el 14 de enero la apertura institucional del Año Jubilar. Así lo ha proclamado para la diócesis a la que pertenece Peralta el Obispo de Barbastro y Monzón. Lo celebraremos de modo especial, también institucionalmente y en Peralta, los días 20 y 21 de octubre. Estos Actos serán precedidos por la celebración del Consejo de Superiores Mayores de la Orden del 13 al 19 de octubre. Temas centrales del Consejo serán nuestro ministerio y la vinculación laical a la Orden. Peralta acogerá también los Actos de clausura del Año Jubilar el 16 de diciembre. Otros acontecimientos y celebraciones se seguirán a lo largo del año. Las Provincias y Demarcaciones están invitadas a organizar actos conmemorativos. Sabemos que varias tienen ya preparados sus programas. Ánimo y enhorabuena.

¿Por qué celebramos? ¿Para qué celebrar? Ciertamente que cada uno ofrece diversas razones. Habrá también quien lo mire con reticencia: ¿no caeremos en lo artificial o puramente formalista? Hay que evitar todo esto. Se me ocurren tres razones, al menos, para celebrar estos 450 años desde el nacimiento de nuestro Santo Padre. En primer lugar, para agradecer a Dios el don que hemos recibido en Calasanz. Nada más sano y hermoso que ser agradecidos. A Calasanz le debemos esa forma peculiar de ser discípulos de Cristo, nuestra vocación específica en la Iglesia, nuestro servicio a la Sociedad hecho de una forma peculiar. El distinguirnos no es para sobresalir sino para servir mejor a quienes reconocemos iguales, todos los humanos. También vale la pena celebrar para agradecer a Dios nuestra vocación escolapia. Con el agradecimiento, también para consolidarla y hacerla cada día más nuestra, de tal modo que lleguemos a vernos sólo en ella. Finalmente y en tercer lugar, para reavivar nuestra misión en cada uno de nosotros, en nuestras comunidades y obras. Celebrar es hacer actual vitalmente lo que se recuerda.

Este año recordamos al que “nació para educar”. ¿Cómo reavivar en nosotros la vocación educadora? Con la celebración contribuimos a dar vida hoy a las aportaciones certeras de Calasanz.

Mirando el panorama escolar, alguien se ha preguntado si hay miedo a educar. ¿Miedo a educar, hoy? Es una pregunta a reflexionar antes de responder. Seguramente encontraremos muchas cosas interesantes sobre la educación, sus modos, sus destinatarios, su puesta en práctica, sus políticas, sus tensiones... sus aciertos. Pensemos en educar, no sólo en instruir o formar. Es la persona del alumno la que crece a nuestro lado de profesor o maestro. No es el técnico o el entrenado en hacer esto o lo otro. Por aquí puede ir la acusación a cierta manera de entender y hacer la escuela hoy, cuando no mira tanto a educar cuanto a adiestrar. Calasanz, nacido para educar. Los escolapios pretendemos ser educadores.

Evocar este año 2007 Peralta de la Sal tiene también algo de simbólico.

Ir a Peralta es encontrarse con Calasanz. Preguntémonos ¿por qué no? ¿Por qué no volver a Calasanz? Os invito a hacerlo con fidelidad creativa. No lo repetitivo cansino, sino lo fiel creativo e innovador. Peralta lleva a Calasanz.

Calasanz lleva a nuestras fuentes carismáticas. Hay una visión de tremenda “austeridad” en Peralta. Calasanz puso todo su empeño en seguir a Cristo pobre y pequeño. Peralta ofrecía el hierro de su personalidad en la fragua de la familia Calasanz. José fue de personalidad berroqueña; todo un bloque, pero bellamente esculpido por el escoplo de Dios. A Peralta volvió el oro, en el cáliz regalado por Calasanz a su parroquia, indicando la transformación del agradecimiento: lo que recibió en hierro, él lo devuelve transformado en oro.

Calasanz fue él mismo metal precioso donde esculpir santidad y pedagogía.

Qué bueno idear al escolapio austero y humilde, al escolapio recio y paciente, al escolapio hecho metal dorado por su vida y misión.

Celebrar a Calasanz es celebrar de alguna manera la Orden de las Escuelas Pías, su Obra. Mirando a nuestra Orden, me atrevo a recordaros que no son éstos los tiempos para las lamentaciones, sino para dar razones de la esperanza. La Orden no se “anima” a sí misma jugando a la defensiva o encaminando todo a la conservación. Defender sólo lo conseguido o conservarlo sin más hace perder entusiasmo al cuerpo institucional, sobre todo a las personas más jóvenes. A pesar de las dificultades, muy reales y serias, hay que dejar puerta abierta a la creatividad. Aunque se empiece sólo por dar ideas. ¿Por qué no relacionarnos más con los otros en proyectos comunes? ¿Por qué no atrevernos al reto de una red, aunque sea modesta, de escuelas populares escolapias en África? ¿Por qué no abrirse a colaborar en la misión corresponsablemente con los laicos con planteamientos realistas y posibles? ¿Por qué no tratar de ser más ágiles para movernos de un lado a otro del mundo?.

Hay una idea que me ronda por la cabeza y os la participo. Pienso a veces que la mejor manera de celebrar los 450 años de Calasanz sería dar vida a algo donde se plasmara con toda claridad su servicio educativo a los niños pobres. Lo podemos pensar y hacer solos o con más gente. ¿Por qué no dejar una obra así como la mejor medalla conmemorativa a acuñar como recuerdo del Centenario?.

En este año, si no se nos ocurren otras cosas, podemos dar mayor resalte o entrada al llamado “día calasancio”. Está fijado en nuestro Calendario propio –el que llega de la Curia General con el título “Calendarium Ordinis Scholarum Piarum” para ser distribuido a cada religioso- el día 25 de cada mes. Esta jornada calasancia fue instituida por el P. J. M. Balcells como conmemoración mensual del 25 de agosto, solemnidad de nuestro Santo Fundador. Durante algunos años se distribuyeron diversos materiales como subsidios para la celebración y oración comunitarias. Basta retomarlos. Abrámonos también a la creatividad. En la Visita a la Orden he visto que hay Provincias que el día 25 de cada mes lo han introducido hasta en las escuelas como día calasancio de los alumnos. Es una jornada para cultivar la hermandad escolapia; para rezar por los hermanos de toda la Orden, por sus vidas, sus personas, su misión. Es un día para sentirse familia religiosa en comunión, en torno a la figura del Fundador, verdadero padre en la vocación escolapia, que a todos nos une universalmente. Cómo me agrada oír a religiosos, laicos, alumnos y exalumnos llamar a Calasanz el Santo Padre. Oí contar una florecilla escolapia de dos exalumnos que transportaban una estatua de Calasanz de una ciudad a otra para uno de nuestros Colegios. Al ver la carga “sospechosa”, los paró la policía y, al preguntarles ¿qué llevan ahí?, contestaron con toda espontaneidad: “al Santo Padre”. Bastó sólo eso para que el policía, admirado y sin mucho comprender, les abriera el paso sin chistar.

La Familia Calasancia (los Institutos afines) también tiene su jornada conmemorativa. Se ha fijado en el encuentro de representantes de Curias Generales, que se tuvo a finales de junio de 2006 en San Pantaleón de Roma, para el 27 de noviembre de cada año.

Como Escolapios, en Familia Calasancia, con todos los colaboradores y amigos, os invito a celebrar este año 2007 el Jubileo por los 450 años del nacimiento de S. José de Calasanz. Que con la fraternidad y la amistad no falte ni fiesta ni conversión.

Jesús María Lecea, Sch. P.
Padre General